La Cámara Nacional de Comercio de Autopartes (CANIDRA) cerrará las actividades formales de sus afiliados en 2022 y en todo el país, respondiéndole a la visión y mensaje optimista de sus actividades en el ámbito general del territorio de la República.
Para el sector, hay nuevos retos y, a su juicio, se corresponde con una atrevida visión de futuro. Pero también a un elemento adicional de innegable importancia y trascendencia, como es la respuesta que los comerciantes internacionales le están ofreciendo al empresariado venezolano. Sobre todo, después de la celebración de eventos internacionales en lo que ha estado presente la representación criolla
Sucederá en Caracas, exactamente el 17 de noviembre del año en curso en el Hotel Renaissance, La Castellana. Y si bien el motivo gremial sectorial es el 55 Aniversario de la institución empresarial venezolana, también está presente el hecho gremial de la Asamblea Anual que, sin duda alguna, ha retomado una especie de nueva fuerza a lo largo del año en curso.
Tanto, ciertamente, por la vigencia de esa especie de reoxigenación sectorial de la que el empresariado de autopartes ha venido opinando dentro y fuera del país, como por la innegable respuesta de mejores relaciones, a las que se ha referido el empresariado nacional e internacional.
Carecería de una visión sincera y optimista de la verdad, si cualquier empresario que se desempeñe a diario en el ámbito del comercio de autopartes, no admite que el año comercial del 2022, definitivamente, sí está registrando un cierre del mayor interés y con algún registro de cifras que llaman la atención. Y si bien, como también sucede en otros campos de la economía, pudiera haber algunas individuales que no son coincidentes con el hecho, al expresar que los volúmenes del comercio pudieran no ser de las proporciones ansiadas, sin embargo, hay un “componente rector y referencial” al que no se le puede perder de vista.
Desde luego, la referencia no es sobre hechos milagrosos o de ejemplos excepcionales que pudieran estar arrojando las realidades en las que se hace sentir otro aspecto. Y ese no es otro elemento que todo aquello que se ha hecho sentir en la economía global, después de que la pandemia manifestara el peso de su influencia en los cambios, y el seguimiento casi a diario que los hombres y mujeres de negocios, deben prestarle a lo que traducen tales cambios, innovaciones y, si se quiere, voluntad de riesgo.
Es por eso, entonces, que quizás por las particularidades en la que se fundamenta la percepción y dominio de lo que traduce el hecho de los cambios en un país como Venezuela, que ha vivido como nadie alzas y caídas en su economía en los tres últimos quinquenios, a muchos emprendedores se les hace cuesta arriba la importancia y de no temerle al ritmo de los avances. Además de que, como lo han expuesto dirigentes sectoriales, “hay que comprender el terreno sobre el que nos estamos moviendo”.
Esta comprensión, desde luego, no es un elemento aislado de entre todo lo que traduce el desenvolvimiento del comercio de autopartes en Venezuela. Y no sólo porque es casi obligante admitir una verdad que se mantiene activa en la historia comercial sectorial, como es el hecho de que hubo momentos en los que Venezuela llegó a estructurar la red comercial de autopartes más dinámica de América Latina. Si no que, además, eso lo pudo construir a partir de los niveles de confianza que le dispensaron a los venezolanos, fabricantes, representantes y distribuidores de autopartes del mundo, entre otros.
Desde luego, ante hechos y verdades que fueron construidas en el país a lo largo de lo que significó la relación comercial de autopartes con las peculiaridades criollas, es inevitable que hoy haya expectativas, muchas expectativas alrededor de lo que ya estaría sucediendo en la “atención sectorial a los retos” relacionados con el comercio de autopartes. Pero también observación, cuidado, expectativa, etc, de lo que está sucediendo y va a acontecer, después que concluya la celebración de la Asamblea sectorial el próximo 17 de noviembre.
Lo que alguna vez se constituyó a nivel sectorial, y que incluyó las innegables osadías comerciales en las que también se hicieron presentes las valiosas y positivas relaciones, propias de un ambiente en el que el ensamblaje automotriz incluía voz propia, desde luego, no está ausente de los nuevos retos.
En todo caso, aun apreciándose desde un ángulo diferente, no plantea que debe dispensársele un tratamiento extremadamente tímido. Más vale apreciarlo por la utilidad e importancia del rol que les corresponderá desempeñar en el comportamiento futuro del comercio sectorial. De su desenvolvimiento, como de la innegable importancia que seguirá detentando todo aquello en lo que será el comportamiento relacionado con la actividad automotriz en su globalidad.