La Junta Directiva de la Cámara Nacional de Comercio de Autopartes (Canidra) convocó a los afiliados de la institución a un Directorio Extraordinario para, entre otros propósitos, analizar lo que ha venido sucediendo desde el año pasado en el orden económico nacional.
Y para alcanzar los mejores resultados en el análisis del tema, demandó ayuda gremial a las autoridades de Fedecámaras, lo que se tradujo en la participación del Presidente de la Federación, Ricardo Cusanno, quien se hizo acompañar del Tesorero del organismo, Fernando Cepeda. Asimismo, del Ingeniero y especialista en diversas áreas de la economía a nivel nacional e internacional Eduardo Fortuny Escámez.
El Presidente de la Cámara, Roger Flores, hizo un llamado a la importancia sobre el esfuerzo que se le debe dedicar al sostenimiento de la unidad del empresariado formal del país. El llamado, ciertamente, no es nuevo, por lo tanto tampoco desconocido para quienes, día a día, y desde hace muchas décadas, se ocupan de acometer riesgos financieros, promover trabajo continuo y prestarle máxima atención a la forma como se puede atender la demanda de bienes y servicios de parte de la población consumidora. Sin embargo, el dirigente gremial considera que hoy, como nunca antes, existen razones de peso que obligan a afianzar dicha relación e imponen la promoción de encuentros como los que Canidra está promoviendo en este caso.
Mientras que el máximo líder gremial del empresariado venezolano dedicó un descriptivo tratamiento analítico a eso que muchos voceros de oficio han calificado de evolución de “avanzada” en lo económico, por otra parte, recordó todo lo que la Venezuela del 2019 vivió desde inicios del año pasado cuando se manifestó lo que la propia población denominó la crisis de los apagones. Punto por punto, área por área, consecuencia y efectos en el devenir de lo que sucedió, adicionalmente, a la par de los temas fiscales, monetarios, inflacionarios, Cusanno describió en qué se tradujo tal realidad en la parte productiva, con un soporte bancario privado venido a menos, después que las autoridades apelaron a fórmulas técnicas para debilitar la fuerza de las causas hiperinflacionarias, desestimando a una clientela sin posibilidad de reforzar su dedicación a ocuparse eficientemente del desempeño de su rol.
En tanto que Fortuny Escámez se ocupó de demostrar en qué consiste realmente a qué se debe la calificación ya general de que vivimos, trabajamos y nos desenvolvemos en “otra” Venezuela. Pero, de igual manera, a qué se debe lo valioso de comprender la profundidad y alcance de esa apreciación que incluye la economía de un país petrolero que dejó de ser realmente competitivo en esa materia, y cómo es que cada empresario, sector y promotor de esfuerzos está ocupándose de actuar en esa nueva realidad económica dentro y fuera de la Nación, a partir de otro elemento que nadie en su sano juicio puede desestimar, minimizar o ignorar: la verdad política, además de la especulativa o que es interpretada, según los criterios que abundan.
Canidra, que durante los últimos años ha insistido en multiplicar sus actividades institucionales dirigidas a responderle a sus afiliados en sus múltiples formas de relación, como de evitar que la recesión económica continúe erosionando la sostenibilidad funcional de las unidades de trabajo, ha ratificado que no desviará o descuidará su finalidad en este campo. Lo hizo saber nuevamente, a la vez que insistió en que no se debe perder de vista la necesidad de entender en qué consiste trabajar en y para otra economía venezolana.
Si bien este Directorio Extraordinario arrojó luces al respecto, hay otras motivaciones que la Cámara continuará tratando con y para sus afiliados, a la par de lo que traduce la razón de ser el hecho de ser comerciantes de autopartes. Y se trata de la dinamización del propio mercado de repuestos para automóviles, en un ambiente en el que se suscitan casos novedosos en razón a decisiones que “no todos entendemos”, como es el de la dolarización, en el ámbito de un verdadero desierto de signo monetario nacional. De igual manera, el atropellamiento de que está siendo objeto el consumidor venezolano de partes, a partir de distorsiones comerciales por una avalancha de acciones informales y no éticas.
Definitivamente, en ausencia del ensamblaje automotriz a los niveles del pasado, como del negocio sectorial las dificultades a que se enfrenta la industria de autopartes para atender la demanda del propio mercado consumidor y de competir a nivel internacional, no hay que dejar de pensar en que lo “otro” de la realidad económica venezolana es, en realidad, un encadenamiento de retos para todos.
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