Cuando se hizo presente la pandemia y los gobiernos del mundo se familiarizaron con la gravedad del hecho, cada Estado asumió que debía producirse una respuesta acorde con la situación.
Pero ¿cuál debía ser dicha respuesta?. ¿Cómo debía implementarse?. ¿Qué rol tendrían que asumir ciudadanos, gobernantes, empresarios e investigadores?. Además ¿qué implicaba la presencia del virus y durante cuánto tiempo habría que bregar con semejante demanda?.
Lo cierto es que los meses y años que describieron las respuestas que imponía el hecho, hasta la fecha, no han culminado. Y a la vez que sigue avanzando un reacomodo del sistema de vida de más de 7.500 millones de ciudadanos, como de la economía del mundo, los países apelan a la capacidad gubernamental para asumir más y nuevos compromisos, a la vez que los organismos internacionales dejan entrever su voluntad colaboradora para contener el efecto de los cambios, incluyendo el sistema de vida humano.
Sin embargo, mientras avanza el 2022, no cesa el debate relacionado con si la repercusión del virus, definitivamente, terminará dejando una secuela de efectos positivos en el orden global. 0 si, por el contrario, la incidencia de lo adverso, finalmente, pasará a ser una causa de fondo en cuanto a los efectos que seguirán asumiendo los países con menor capacidad económica. Porque por la otra parte, la de los países que ya denominan “ricos”, serán los que sí saldrán bien.
Tanto que esa parte, de hecho, ya ha sido identificada como la de los llamados a capitalizar los cambios y los nuevos comportamientos que registrarán sus economías. Mientras que la otra parte tendrá que “revisar” sus condiciones y efectos, para saber a qué atenerse.
En cuanto al caso venezolano, desde luego, existen sus propias peculiaridades y características de lo que ha sucedido en el mismo orden. Tanto por la respuesta que ha recibido la población con el sistema de vacunación, como también por el sometimiento al que debió obedecer el sector privado de la economía, dependiendo de las disposiciones gubernamentales, es verdad. Pero también por la solidaridad empresarial con su valioso activo del estamento laboral, y que se tradujo en el valioso hecho de impedir, hasta donde se pudiera, la reducción de la mano de obra en ejercicio.
Tal situación no se ha expuesto públicamente, con la amplitud y libertad de lo que se decidió. Aunque lo cierto es que se trata de lo contrario que se suscitó en distintos lugares ajenos al país, apelándose a la justificación de contener el avance de los contagios, como de la necesidad de preservar la salud funcional de diversos establecimientos. Es la realidad que se dio en el ámbito empresarial, mientras que los gobiernos, como una manera de contener los efectos sociales por el cierre de puestos de trabajo o de hacerle frente al problema del ingreso familiar, convirtieron en bonificación y en una especie de subsidio, el salario ajustado a normas legales.
La dirigencia empresarial venezolana no ha descrito públicamente hasta dónde y cómo se manifestó dicha participación, en atención a lo que significó la manera de evitar la expansión del desempleo, o el incremento de la informalización de la economía en el país.
Por el contrario, hoy es un elemento valioso que se ha hecho presente en el tratamiento del comportamiento laboral, y que se ha relacionado, por otra parte, con lo que se ha calificado de “recuperación del consumo y de la demanda de bienes”. Asimismo, hacer posible el paso de una economía en la que la presencia de modalidades comerciales y la dolarización, se han sumado al registro de “nuevos comportamientos numéricos”.
Sin duda alguna, hay temas abundantes para el análisis, como para la evaluación objetiva de lo que ha estado sucediendo. Es lo que exponen afiliados y relacionados con el sector comercial de componentes automotrices y representados por la Cámara Nacional de Comercio de Autopartes (Canidra). Mientras tanto, dejan entrever que los componentes que imposibilitan una recuperación sectorial integral, están relacionados con otras condiciones que deben ser consideradas y tratadas a fondo.
Tratar a fondo dicha realidad, sin duda alguna, se corresponde con la misma verdad expuesta por el sector terciario de la economía, y que insiste en que eso lleva implícito lo que, en diferentes ocasiones, ha sido tema de debate público. Sin que se traduzca en nada excepcional a lo que es y representa para Venezuela, la economía que describe el componente constitucional, y que está comprendido en el régimen socioeconómico vigente.
Es lo que hoy exige la necesidad de los cambios, y que no es otro que lo que está fundamentado en los principios de justicia social, democracia, eficiencia, libre competencia, protección del ambiente, productividad y solidaridad. Porque, como se sabe, es la base necesaria para asegurar el desarrollo humano integral y una existencia digna y provechosa para la colectividad. Y que, si se quiere, es la esencia misma de la economía que Venezuela necesita, para convertir su recuperación en un proceso continuo y sostenido.