Nos aproximamos aceleradamente a los últimos cuatro meses del 2020. Para los empresarios venezolanos y los del resto del mundo, todavía se recuerda que no habían transcurrido los primeros cien días del año en curso, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya había oficializado que los habitantes de la tierra estaban siendo atropellados por la avanzada de una pandemia que se había hecho presente en China desde finales de 2019. Pero, además, que las repercusiones que provocaría en la economía global serían inestimable, como en el propio sistema de vida de los diferentes continentes.
¿Sabemos los venezolanos lo que ha sucedido internamente? ¿Hemos cuantificado en qué se ha traducido el problema sanitario, y podido hacer entender a la población de qué se trata?
Habiendo salido del 2019 con una serie de expectativas favorables sobre lo que podía suceder con la economía nacional a partir del año en curso, ¿en qué se está traduciendo el hecho de que el país debió cambiar rumbo, ritmo y visión económica, a la vez que escucha con inquietud el golpeteo de las puertas de las empresas de parte de venezolanos que ayer migraron con la diáspora criolla, y que ahora se han visto forzados a regresar desde distintas partes del mundo, después que fueron cesanteados de los sitios donde habían logrado ubicarse profesionalmente?.
El COVID-19 ha estado exhibiendo otros rostros en distintas partes del mundo. Y entre esos lugares, aparece Venezuela. Así lo han hecho saber las autoridades. Es decir, el país se está adentrando en nuevas facetas, y entre los empresarios afiliados a la Cámara Nacional de Comercio de Autopartes (Canidra), como era de suponer, se han estado desarrollando actividades gremiales dirigidas a analizar la situación. Por una parte, para discutir sobre el tema, pero también para intensificar eventuales acciones sectoriales que han sido posibles, gracias al respaldo informativo y formativo que han hecho posibles firmas nacionales e internacionales.
Canidra se considera satisfecha con los efectos alcanzados sectorialmente. Y lo ha hecho saber después de encontrar esa respuesta que, de hecho, ha sido posible con lo que conferencistas y participantes no han dudado en calificar de “reencuentro empresaria satisfactorio”. Sin embargo, hablar del caso desde el ámbito de esa “nueva faceta” de la acción social y empresarial contra la pandemia, sin duda alguna, lleva implícito un elemento que no puede desatenderse, y es la intensificación de protocolos de participación compartida contra el factor contaminante.
Empresarios, trabajadores y clientes se han relacionado y asociado en el mismo propósito. Y han coincidido en la finalidad, demostrando que sí es viable alcanzar objetivos, como componentes del motivo que los ha vinculado. No obstante, es imposible no expresar inquietud ante los estándares de exigencia que representan las ya citadas “nuevas facetas”, gran parte de las cuales se insiste en relacionar con lo que la ciencia y la investigación puedan alcanzar con el aprovechamiento del sistema de vacunación contra las causas del coronavirus.
Por lo pronto, y mientras se multiplican opiniones de expertos en diferentes partes del mundo precisamente sobre la posibilidad de que, en algún momento, pueda emerger esa ansiada y necesaria medicina contra el motivo de la pandemia, Canidra ha insistido en hacer saber a nivel sectorial, y especialmente entre afiliados en el ámbito nacional, otra actitud: no cesará en su participación para seguir intensificando aportes y colaboración en materia de bioseguridad. A la vez que persevera en indicar que “la tarea iniciada, no hay que desatenderla ni descuidarla”.
Por el contrario, de ser posible, “hay que intensificarla”.