La Cámara Nacional de Comercio de Autopartes (Canidra) arribó a sus 55 años este 8 de julio. Un hecho que, innegablemente, tiene su importancia histórica en Venezuela. Pero, además, su particular relevancia en el seno de la organización del empresariado formal y organizado del país, cuyo máximo evento anual la 78 Asamblea de Fedecámaras celebrará en Mérida los días 14 y 15, también de julio.
¿Pero a qué se debe la cita de ambos hechos, cuando, por otra parte, Venezuela cuenta, dentro y fuera del país, con una representación nacional de casi una veintena de sectores y actividades empresariales, con voz propia, y autonomía conceptual, además de un liderazgo afianzado por su desempeño estatutario y cumplimiento de las más exigentes fundamentaciones de lo que representan la empresa privada, el libre mercado y la libertad de emprendimiento?
Precisamente, por esas razones, y porque, por cuya vigencia, fuera del territorio nacional, hay razonamiento válido y principios que lo sustentan, cuando el tema es abordado en el ámbito privado global. Pero, además, porque se hace mencionando a Venezuela como punto de referencia con respecto a lo que ha traducido y significa generar riquezas, con base en el esfuerzo ciudadano, y el emprendimiento apuntalado por los principios que, como en Canidra, también defiende el restante empresariado formal y organizado del país.
A Mérida, el empresariado venezolano, incluyendo a los afiliados y la dirigencia de Canidra, irá la venidera semana a debatir durante dos días sobre “Confianza y Desarrollo”. Conceptos que, si se quiere, conforman la constante que los comerciantes de autopartes han venido tratando en el país cuando Leslie Brandt se convirtió en el primer presidente de Canidra entre 1971 y 1973, y que, recientemente, inclusive, lo citara el actual máximo líder gremial, Roger Flores.
Pero ¿y por qué “Confianza y Desarrollo”?. Porque, definitivamente, no es posible plantearse cambios, evolución y progreso económico y social en el país, si tales fundamentos no configuran el soporte motivacional al que apelan todos los emprendedores que, por sobre las dificultades, día a día, apelan a “condiciones” para alzar las puertas de sus empresas, garantizarle estabilidad en sus cargos a sus trabajadores y atender las demandas de bienes y servicios de los consumidores.
Por otra parte, después de haberse cubierto la mitad del año en curso, y cuando, por cierto, se mantienen vigentes ciertas opiniones gubernamentales, científicas y médicas relacionadas con la presencia no vencida en el país de la pandemia que, durante más de dos años, provocó los más insospechables cambios en el sistema de vida humana, las apreciaciones empresariales relacionadas con el hecho insisten en demandar atención, acciones y esfuerzo conjunto. Es decir, precisamente, esas “condiciones” que sólo se pueden convertir en un recurso eficiente y efectivo, cuando los responsables del accionar continuo se combinan, y convierten en una fuerza positiva, satisfactoria unitaria.
En el caso del sector comercializador de autopartes, tal apreciación es tal válida como legítima, no sólo por el hecho de que se trata de una actividad empresarial que registró con altos costos, como con desatención ante la demanda, cuando debió cumplir con las disposiciones del Estado. Sino también porque conforma una actividad económica y social afectada por la inseguridad que registra, en su relación con la sociedad, por lo que traduce el hecho de que se insista en afirmar que la pandemia no ha sido vencida.
Desde luego, en atención a las exigencias sectoriales del futuro, no bastan esas inquietudes relacionadas con el tema relacionado con el sistema de salud. Pero es que también existen otros motivos que mortifican al comercio. Y tiene que ver con la presencia en el mercado de productos de dudosa calidad, como con la libertad con la que dicha presencia se traduce en serios daños al bolsillo de los consumidores, sin olvidar que repuestos automotrices en tales condiciones no constituyen ninguna garantía de uso, cuando son aplicados a unidades que demandan reparaciones.
Por supuesto, al celebrar sus 55 años de actividad gremial, Canidra no va a claudicar en sus esfuerzos institucionales de siempre, al defender el desempeño del mercado en condiciones lícitas, éticas y moralmente comprobables. Pero al Estado también le corresponde no desentenderse ni desvincularse de la obligación de velar por el cumplimiento de los derechos a que tienen los consumidores, como a la perseverancia empresarial de exhortar a hacer causa común en los esfuerzos que se necesitan acometer, para que la ciudadanía no se sienta comercialmente defraudada.